Se asentaron en el Valle Central de México, donde fundaron la cuidad de Tenochtitlán, expandiendo su control hacia ciudades-estado ubicadas en los actuales estados de México, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, la costa de Chiapas, Estado de Hidalgo, y parte de Guatemala.
Vestimenta
Representativa de la función social o estatus, la vestimenta de los aztecas representó su compleja estructura social.
Si bien hay características que se repiten en la mayoría de las culturas precolombinas, esto es, uso de pieles de animales en el comienzo, elaboración de pigmentos vegetales para teñir las prendas, fabricación de tejidos mediante telar, tarea reservada a las mujeres, el uso de plumas y oro para los nobles o el emperador, los aztecas se destacaron por la diversidad de su vestuario y el colorido que presentaban.
En la base de esta sociedad jerarquizada estaban los guerreros, ocupados de cuidar tanto al pueblo como al emperador y sacerdotes, ubicados en la cima de la sociedad, y las arcas de la organización de la que vivía toda la población. Los trajes se diferenciaban según los méritos en campaña, caracterizados por complejos tocados, adornos de oro y conchas.
Las mujeres llevaban el huipil y quechquemitl, camisola, una falda debajo, y mantilla, respectivamente. Los pigmentos para teñir los géneros eran de origen natural, el índigo, por ejemplo, provenía de una planta indigófera y el rojo o púrpura se extraía de un tipo de caracol.
Los hombres usaban el maxtle o taparrabo, una tira de algodón que pasaba por las ingles, enlazándose a la cintura y una especie de sandalia llamada cactli que sólo tenían talonera y tiras para ser anudadas a la pantorrilla.
Los vestidos, tanto de hombre como de mujer, cuando no eran tejidos, se confeccionaban en fibra de Ixtle o del manguey que se obtenía mediante el raspado de sus hojas o ramas, obteniéndose así los hilos. Posteriormente, reemplazaron estas fibras por el algodón.
El arte plumario constituía realmente una destreza particular. De aves propias del lugar o criadas en cautiverio, las plumas se clasificaban por su tamaño y color, sobrevalorándose las de color verde de quetzal, cuya importancia era mayor que la concedida al oro.
Éstas no solo se llevaban en los tocados, también en los escudos de los guerreros, cuyo vestuario en ocasiones representaba a sus dioses.
Arquitectura
La capital del Imperio azteca era Tenochtitlan, el emplazamiento de México, D. F. de hoy en día. Construida sobre una serie de islotes en el lago de Texcoco, el planeamiento urbanístico estaba basado en un trazado simétrico que dividía la ciudad en cuatro sectores calpullis. La ciudad estaba comunicada mediante canales que eran útiles para el transporte.
Tenochtitlan fue construida según un plan fijo y centrada en el recinto ritual, donde el Templo Mayor se elevaba 50 metros sobre la ciudad. Las casas estaban hechas de madera y marga, los tejados estaban hechos de cañas, aunque las pirámides, los templos y los palacios estaban generalmente hechos de piedra.
Alrededor de la isla, se usaron lechos de chinampa para cultivar alimentos así como, con el tiempo, aumentar el tamaño de la isla. Las chinampas, llamadas erróneamente «jardines flotantes», eran largos y elevados lechos de plantas puestos sobre los fondos poco profundos del lago. Fueron un sistema agrícola muy eficiente y podían proporcionar hasta siete cosechas por año. En base al rendimiento de los chinampa actuales, se ha estimado que 1 hectárea de chinampa alimentaría a 20 individuos y 9000 hectáreas de chinampas podrían alimentar a 180 000.
Forma de escritura
Los aztecas tuvieron una escritura ideográfica o jeroglífica. Con la llegada de los españoles, estaban en la etapa fonética y no se ha podido comprobar si podían representar los sonidos con letras.
Aunque muchos códices fueron destruidos por los conquistadores, han llegado a la actualidad por medio de misioneros o de la tradición oral algunas obras indígenas.
Su forma de escritura se ha llamado también kiriológicos, que deriva de las palabras griegas kirios (propio) y logos (lenguaje). Representan simplemente el objeto sin otra idea asociada, por ejemplo: la figura de un hombre o de una casa, solo traen al entendimiento las ideas del hombre y de casa en general, sin relación de tiempo, de lugar, de nacionalidad, de uso etc.
Son dibujos naturales representativos de ideas, que intentan reproducir por signos las acciones, las cosas abstractas. Este pueblo antiguo expresó por signos escritos ideas, pero estos signos fueron arbitrarios y en cierto modo convencionales, aunque provenidos de analogías más o menos verdaderas entre el mundo físico y el moral; así el león se tomó para expresar la idea de fuerza. La dificultad de representar objetos como el agua, el aire y sobre todo las ideas abstractas, como movimiento y dirección, solo pudo vencerse al inventar una figura convencional que por sí sola represente aquel objeto o idea, y que unida con otros de la misma clase o entrando en combinación con algunos signos figurativos, representaba no solo un objeto, sino un pensamiento entero. Así los mexicanos con el signo ollin que significa movimiento, colocado sobre el símbolo representativo de la tierra, expresaban exactamente la idea de terremoto. Los caracteres enigmáticos e ideográficos, por su naturaleza son también simbólicos: la diferencia entre ambos consiste en que los primeros representan ideas, los segundos objetos materiales de forma indeterminada. Tomaron origen de diversas fuentes.
Producciones literarias
Los tres lugares más importantes para el desarrollo cultural y literario lo constituyeron Tenochtitlán, Texcoco y Cualhtitlán.
Los españoles destruyeron muchos de los -de por sí escasos- registros literarios que guardaban los aztecas. Los que se lograron conservar mejor fueron los que grabaron los misioneros, utilizando el alfabeto occidental.
De estos textos la mayor parte son poemas, que se conocen con el nombre de cuicatl. Los cuicalt incluían bailes y cantos, hablaban sobre la vida y la muerte y solían utilizarse como parte de celebraciones religiosas (estos poemas contaban con una importantísima significación religiosa).
Otra manifestación literaria de tipo religiosa fueron los llamados cantos divinos o teocuícatl, que estaban destinados a los sacerdotes.
Y al margen de los poemas religiosos, los mexicas produjeron también una especie de literatura para la guerra. Son los llamados cantos guerreros o yaocuícatl.
La poesía tenía una gran importancia en la sociedad azteca y gozaba de alta estima. Los jóvenes de las clases sociales con más recursos solían acudir a colegios llamados calmecac para aprender el arte de la poesía, y a colegios llamados caicalli para aprender el arte del canto. Saber escribir y recitar versos se consideraban buenos atributos en un joven de alta posición.
Al ser oral, no se tienen muchos registros de los principales autores de esta literatura. Solían ser los reyes quienes se atribuían las mejores obras, y entre ellos se considera a Nezahualcoyotl, que reinó en Texcoco durante el siglo XV, como uno de los más virtuosos.
Desarrollo tecnológico
El registro de las áreas de tierra está basado en un singular sistema de cálculo muy similar al utilizado por los gobiernos hoy en día para valuar la tierra. No se conocen otros documentos que tengan un registro de perímetros y áreas y el de los aztecas era un sistema muy complejo de tributos. Era un cálculo tan sofisticado que incluso tenían clasificaciones específicas para cada tipo de suelo.
Cada parcela tenía un glifo que representaba el tipo de suelo, el códice no sólo contienía el censo de la población y los terrenos que poseía cada señor, sino que además registraba el tipo de suelo y sobre éste se basaba su valor.
En el campo de la técnica es donde encontramos los datos más sorprendentes. Desde Aztlán construían "camellones" o terraplenes para el cultivo. Empleaban sistemas de riego y en las zonas lacustres construyeron chinampas o terraplenes para cultivo de ciénaga, en el interior de los lagos. Realizaron obras hidráulicas, como la presa construida en Coatepec. Allí, una vez logrado el embalse, aclimataron plantas y animales lacustres para poder vivir. Tan buenos resultados lograron que hasta hubo intentos de no seguir adelante, en acuerdo con las órdenes de los sacerdotes conductores de la migración.
Levantaban templos en todo lugar donde se asentaban, aun en Aztlán, con anexos como el tzompantli y el sacrificadero. Construyeron asimismo juegos de pelota y albarradas para la defensa, con murallas concéntricas y patios interiores. Muchas de sus obras eran de piedra labrada. También construyeron temazcales, es decir, baños de vapor. Como armas usaban originalmente el átlatl, - típico lanzadardos mesoamericano, que después sustituyeron por el arco y las flechas, una vez internados en territorios de cacería. Para la defensa usaban, además, la rodela o chimalli. Para el transporte en lugares lacustres usaron la canoa y las andas para conducir los arreos y a su dios.
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